El 2021 será de esperanza, y de vacuna.

El 2020 será un año que permanecerá en nuestro recuerdo. Vivimos una problemática global, con situaciones críticas, pero también con grandes aprendizajes y oportunidades de reflexión.

El COVID-19 nos demostró la fragilidad de todos los sistemas del mundo, pero también, nos demostró la fuerza de la solidaridad, el valor de la familia y amigos, y la necesidad de una visión empática y compasiva hacia los demás.

Resaltó los valores de la unión y la importancia de compartir con los otros; así mismo, la capacidad de resiliencia de la población para salir adelante pese a un entorno sombrío en la salud y en la economía.

Es justo reconocer el esfuerzo de la sociedad para salir adelante. Los profesionales en la salud, educación, empresarios y comunidad en general, desde sus respectivas trincheras, excedieron sus acciones para ayudar a la sociedad y continuar con la actividad adaptada a nuevas circunstancias.

Ilustración por Adrián Oviedo para Consejo Cívico

En la comunidad, hubo manifestaciones generosas de solidaridad de personas y organizaciones; todas hicieron gala de creatividad y empatía para diseñar programas para llevar a los demás ayuda alimentaria y recursos de salud sobre todo para las poblaciones vulnerables. Muestras organizadas y espontáneas de altruismo, responsabilidad social empresarial y filantropía.

Hubo aplicaciones en tecnología, convocatorias a investigación, planes para reactivar economía, ayuda a vulnerables y redes sociales de acción.

Destaca también el esfuerzo de las autoridades de gobierno por organizar la atención médica y asegurar la seguridad sanitaria de la comunidad. Asumieron con profesionalismo su liderazgo, se adueñaron de los problemas de la comunidad de una forma extrema, los hicieron propios y le dieron sentido buscando cómo resolverlos; hicieron que las cosas sucedieran.

Tuvimos cursos, talleres y líneas de comunicación para ofrecer alternativas de apoyo y opciones de utilización del tiempo en casa. Hubo adecuaciones para dar continuidad a eventos emblemáticos como el Encuentro Mundial de Valores, Foro Monterrey, Sé Líder, Hambre Cero, Festival Internacional Santa Lucía, Festival Internacional de Cine Monterrey, por mencionar algunos, que representaron un bálsamo para el ánimo.

El mensaje que debe prevalecer, aún y para quienes tuvieron pérdidas significativas, se centra en tres palabras: gratitud, introspección y visión.

Los reconocimientos como el Premio a la Artes de la UANL, de CONARTE, el Valor Regiomontano de la U-ERRE, Eugenio Garza Sada del TEC, se otorgaron. Las iglesias se subieron a la tecnología y ofrecieron sus celebraciones por redes sociales. Tuvimos conciertos, obras de teatro y visitas a museos en formatos digitales.

Ciertamente el confinamiento limitó los viajes, reuniones y fiestas, pero se sustituyeron con pasatiempos diversos y convivencias en casa.

La vida no se detuvo. La gente se levantó.

Y quizá el mensaje que debe prevalecer, aún y para quienes tuvieron pérdidas significativas, se centra en tres palabras: gratitud, introspección y visión. 

Agradecer los aprendizajes, la renovación y el ser partícipes de expresiones solidarias de la sociedad. Apreciar y valorar el esfuerzo de los demás para superar de manera conjunta la crisis. Reconocer a quienes nos ayudaron de manera personal y familiar.

La introspección por el encuentro con nosotros mismos para realizar cambios en estilo de vida, valorar la salud, y establecer relaciones armónicas. Aceptar que el exceso no es necesario, que se puede vivir con poco. Acoger el perdón y la auto compasión. Buscar la resiliencia para recuperarnos de las pérdidas.

La visión para transformar este entorno y ambiente de crisis en estímulo para revisar y quizás reformular nuestro proyecto de vida.

En pocas frases, el 2020 nos enseñó: La solidaridad como esperanza; la realidad, el mejor laboratorio de aprendizaje; la libertad, máximo valor que no se puede limitar; la crisis como oportunidad; la tecnología la gran aliada; economía con rostro humano; oportunidad para reinventarse; aprender la resiliencia.

Viendo todo esto, sin duda el año 2021 será de esperanza… y de vacuna.

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